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Limoncello

Mi cara

Mi cara

Mi cara era como una serie de fotografías, alguna de las cuales deberían haber terminado en la papelera cuando estaba con el. Me he mirado en el espejo esta mañana y era yo, al menos la que quería ser desde adolescente, siempre quise ser esa mujer independiente, segura de mi sexualidad, de mí y solo buscar compañía cuando quisiera unir mi cuerpo al de otro por unas horas. Pero tampoco soy esa. Con Juan era una y sin el soy la misma pero sin el. Y no soy yo, es extraño.

 

Mi cara a los 8 años. Mi cara a los 13. Mi cara a los 17. Mi cara a los 28. Mi cara a los 32. Mi cara con los 38 que tengo ahora. Mi nariz ya no es tan chata como yo pensaba ni mis ojos pequeños. Odiaba mi voz, sonaba grave al teléfono especialmente cuando hablaba con aquel chico rubio después de las clases de gimnasia. Pensaría que el deporte me hacia mas masculina, el olor a sudor, el chándal del colegio azul oscuro. Mi voz ahora sigue pareciéndome grave pero ahora se que no lo es porque en el mundo ya no estoy tan por todas partes como antes, los demás cuentan mas, cuentan de forma distinta, su visión de ti cuenta para unas cosas de forma primordial, para otras no significa nada ,menos que nada. Una lo es todo pero de otra forma y el resto cuenta más que en ningún momento del pasado. Pero a los 15 años mi presencia en el mundo lo era todo, no había mas visiones que la mía, ahora no. Mi cara a los 17 años no era mía y a los 38 si pero solo para alguna gente. Los demás son algo parecido a los olores. Hay olores que son perennes y nunca se van del cuerpo y saltan como resortes de nuevo en cualquier momento. Hay sin embargo otros olores que dejan de existir estando muy presentes, estando en todo momento. Pensaba a los 17 años que mi cara era redonda y en las fotos no lo es. Ahora mi cara es redonda y los demás dicen que no. Mi cara unos días me pertenece y otros no. El otro día alguien me dijo que me parecía a una amiga suya, al día siguiente a una sobrina de alguien. El otro día esa mujer miró a su sobrina pero me hablaba a mí. Y yo entonces no era yo, era otra disfrazada solo para mí. Mi cara solo existe tras este espejo. No quiero que nadie más vea esta imagen de hoy. Cuando tenía la cara de los 13 años eso no era posible porque no tenía cara propia desde la que elegir.

 

Juan tiene la cara que yo dibujo en el aire ahora. La cara de Juan a los 28 no existe. Solo existe la cara de de los 35, la de los 36 y las de los 37. Luego se ha muerto y ha dejado de existir. Solo hay una cara de Juan, la mía.

  (relato, taller de relatos...abril 2008)

1 comentario

Fernando -

Muy bueno¡
Ten buen domingo¡¡