Yegen
Este fin de semana he estado en un sitio de filosofía zen en las alpujarras, al límite de Almería y Granada, eje hipnótico para mi y siempre relacionado en mi corazón con energías subyugantes. Creo que ya lo he mencionado por aqui pero el desierto y los paisajes similares me amansan el corazon a veces tan impulsivo y febril que tengo.
Jikoan ha sido toda una experiencia de vuelta a otros tiempos donde era mas ingenua y mas creyente de lo mágico, pero la esencia queda y parte de lo vivido ha hecho emerger algunas cosas.
Me quedo con la complicidad de niña mala de saltarse las normas con Irene, las caricias de las manos que te tocan con suavidad y que te devuelven al mimo y al tacto, los momentos de soledad mirando al horizonte desértico del paisaje cubierto de una neblina protectora que hacía a las montañas reinas e intocables, las sabrosas comidas que nos ofrecieron nuestros anfitriones, el arrancar las malas hierbas (por qué las "malas" hierbas??) del huerto de Francis y Mariangeles, el sueño reparador..
Ahora sin embargo y aunque no quiero olvidar lo recordado en estos dos días, me apetece otra energía bien distinta, la de festivales de alamillo y circo, las cervecitas y los conciertos que son una gran debilidad y grandeza para mi.
3 comentarios
limoncello -
isaac -
Fernando -
No pasa ,copistas hay en todas partes,lo malo de este es que no tiene gracia¡
Me alegro lo pasaras bien el la Alpujarra¡¡
saluda al otro limon¡¡