que verde era mi valle

Aunque por la foto que ilustra este post parecería el cuento de los tres cerditos y no el de las tres Blancanieves y los siete hombres que nos fuimos a disfrutar de un finde cerca del El bosque jaja, lo cierto es que pasamos unos días de cuento, o mas bien de opereta de risa. A pesar del humor, es cierto que fuimos a una casa rural cerca de El Bosque, que había una chica llamada Nieves, y que las tres mujeres íbamos acompañadas de 7 tiarrones estupendos. No se si esto se repetirá alguna vez pero así dicho suena a una fantasía de esas solitarias de domingo aburrido en casa.
Solo añadir que la parte menor fue la de las rutas campestres, debido en primer lugar a una lluvia en la que nos escudamos en parte para hacer un gran hermano en la casa, y en segundo a las ganas de cachondeo generalizadas del personal. Por no mencionar que aparte de beber, comer, beber y comer y fumar, jugamos a un juego de cine que no había estrenado y que se parecía más a una prueba de cómo superar los estragos de la edad en cuanto a memoria, atención y retentiva, que a un juego de conocimientos de cine. En definitiva, esto es para justificar que mi actuación fue un desastre, solo medio salvada por los otros componentes del resto de mi equipo de competición, Jaume y Manué.
Bueno, las rutitas al salto del cabrero y el paseíto del domingo de El Bosque al Benamahoma estuvieron muy lindas, la verdad. Pero me quedo con esa gloriosa victoria al billar de Rita y Mía en un “puf” con bola de cristalitos y to a la vuelta del periplo, ya en Sevilla, y donde acabamos de casualidad buscando un cafelito reconfortante de vuelta a casa.
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