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Limoncello

Punto de encuentro

Punto de encuentro

Casi siempre las cosas emocionan-conmocionan nuestros interiores porque conectan con alguna asociación que tiene que ver con nuestra vida. A veces es algo sutil que empieza como una pelusilla voladora y antes de posarse en el suelo delicadamente cae hecha añicos en forma de cristales rotos. Y estalla una tormenta interior que no sabes de donde ha salido.

 

Este martes fui a la Fundación a ver el cine sabiendo que iba sobre el conflicto Palestino-israelí, y con ganas de saber mas sobre este eterno duelo árabe-hebrero, pero no me esperaba lo que vi.

 

Documental realizado por una ONG que trataba de plasmar en imágenes miles de sentimientos universales sobre lo que significa convivir con la pérdida de un hijo, de un hermano, de una madre, de un ser querido. Hasta aquí nada nuevo, nada que no sepamos que remueve a cualquiera, la muerte de alguien que amas. Lo novedoso de este reportaje era que trataba de explicar que dentro del odio que supuestamente llena tus surcos mas escondidos, hay siempre hueco para la reconciliación. Y asñi nos mostraba muchas historias con un denominador común, las ganas de querer comprender, de tender un puente entre dos grupos de seres humanos atravesados por un muro. Familias que trataban de trascender todo el peso de los fundamentalismos en los que están profundamente condicionados y sobrevivir al absurdo que es llevar sobre la espalda miles de años de historia que no les pertenece, que solo les sirve para llenarse de rencor.

 

Se mostraban muchas historias de ambos lados, de colonos, de judíos que habían participado en la primera Intifada y que ahora querían saber más, querían atisbar hacia la vida de otra forma, padres  israelís que habían rescatado los poemas de su hija  asesinada y los habían traducido al hebreo y al árabe. Una madre palestina que escribe una carta concliadora a los padres del asesino de su hijo para propiciar un encuentro con el en la carcel. Pero quizás la historia que mas me conmovió fue la de un chico israelí que pasaba horas en los puestos fronterizos preguntándose por qué un palestino tenía vedado el paso. Y que finalmente decide conocer a uno en persona, entrevistarse con el, como si fuera un extraterrestre al que tiene hasta casi algo de miedo. La conversación comienza con inseguridad para terminar bromeando sobre si uno de ellos le habría tirado alguna piedra en la primera Intifada donde ambos estaban. Curiosa forma de terminar esta historia, cuando te das cuenta que sus vidas han trazado un senda donde ahora lo que fue importante ha dado paso a cosas mas trascendentes como  mirar a otro ser humano cara a cara y trazar su mapa vital desde la comprensión y no desde la consignas.

 

El próximo martes se dan los premios de la Fundación a labores humanitarias, y entre los premiados están Juan Goytisolo y esta asociación, por su labor de acercamiento a una sociedad desde un punto de vista que no sea el conflicto, y si la ganas de vivir una vida digna y llena de sentimientos que hacen grandes a los seres humanos.

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