En un lugar de la Mancha de cuyo nombre no quiero acordarme
Murió a las 5 de la madrugada, a la hora de lo toreros, a la hora de su querido cancionero de Lorca, a la hora de la muerte de Sanchez Mejías. Murió en las horas oscuras en un hospital tantas veces visitado en los últimos años. Y yo no estaba allí para asirle la mano. Ese dolor es sordo y profundo y ahora se me clava como cuchillos en los ojos y en la piel de mi garganta. Pero me quedo admirando su libertad torera y el sabe, tu sabes que esos eran tus desfiladeros privados y reservados para los seres anarquicos como tu.
Mi padre fue un soñador. Una vez hizo la ruta del Quijote y andaba estos años queriendo recuperar aqueños sueños de juventud. Quería que yo retomara el testigo y escribiera sus andanzas. Así que hoy con estas palabras de la hija que ha heredado su sensibilidad y su debilidad al mismo tiempo, de la hija que mas se parece en sus desvaríos, dejo escritas pinceladas del camino que me toca ahora seguir andando con el pero de otra forma. Eso si, padre yo escribiré las mías como has hecho tu, y con la misma libertad, pero las mías, y con la misma cabezonería, lo sabes. Vivió como el quiso con todas sus consecuencias. Adios padre. Me has dado muchas cosas sin tu saberlo. GRACIAS.
6 comentarios
Jonás -
brother -
Lore -
Ayer estuve con Juan, otro placer.
limoncello -
Antonio -
Por aquí me quedo un rato cogiendo mijitas de pan....
Saludos
Antonio
Ál -
un beso.
Pd: tomamos un café o lo que sea cuando quieras.