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Limoncello

Alguna vez

Alguna vez

Alguna vez alguien le dijo que tenía una gran habilidad para buscar momentos mágicos, situaciones enriquecedoras, planes divertidos y diferentes, excusas para sentir placeres arrulladores.

 

Alguna vez otra persona le dijo lo mismo, y otra y hasta una mas… y así la Amelie que llevaba dentro se fue convirtiendo en un monstruo de las galletas que no aceptaba la “normalidad”, le parecía vacía e insulsa y corriendo hacia los baños de mares rojos pensaba que era la única forma en que merecía la pena vivir. Pero un día llegó alguien que le dijo que se pusiera unos zapatos amarillos y que todo quedaría resuelto y se terminaría su cansancio infinito. Ella ansiosa rebuscó en el tarro de los sueños por venir y se hizo de unas zapatillas del color del polen de primavera. Pero al ponérselas no sintió que a través del acto mágico se resolviera nada, la vulgar realidad seguía siendo fea. Así que se puso llorar desesperadamente inundando toda la estancia con sus lágrimas. Y tanto lloró sobre su propio regazo que un hilo de líquido traslúcido se fue colando desde sus ojos hasta su vestido y de éste al suelo pasando por sus zapatos que comenzaron a desteñirse hasta que se volvieron del color original de la materia de la que estaban hechos, de un color pardo, humilde y sencillo, como las mujeres de alguna parte del mundo que lo habían elaborado en una tarde de martes mientras reían juntas.

 

Alguna vez una amiga, una madre como tantas otras que se presentan en la vida, le tendió una mano, la sujetó firme y le enseño la paleta de colores con la que hay que fabricar el propio camino, desde el negro recio hasta el malva almibarado, desde al azul intenso hasta el rojo pasión pasando por los colores tierras y los verdes serenos…..

 

Y desde ese día usa zapatos de todos los colores…

  

3 comentarios

Rita -

Gracias vecinita por tu comentario. Me ha hecho mucho ilusión y más aún, saber que compartes experiencias similares.

Muy buena la metáfora con el Mago de Oz. Yo sigo buscando el camino amarillo, aunque sea descalza. Espero encontrarte en algún momento del camino.

Bso

Luka -

Qué bonito cuento, me gustó mucho.
Yo hasta ahora he querido llevar zapatos rojos...Está bien eso de pintar los zapatos de todos los colores, tendré que aprender cómo se hace...
Un cálido abrazo!

Fernando -

Muy bonito¡
Buena tarde