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Limoncello

Argelino

Argelino

Esta semana ha habido muchas actividades culturales que quiero comentar por si alguien se anima a la vidilla de la ciudad.

Ayer domingo me fui a ver “2.060”, en la sala Cero una obra de corte cómico menor pero no por ello no me hizo provocar risas. Pasé muy buen rato. Se trata de un humor absurdo-galáctico-apocalíptico-cybernético. No se, resultó un ejercicio de actores que una nota que se divierten como niños chicos jugando con unos diálogos de horario infantil y a veces pseudo porno y llenos de improvisaciones cómplices con el público. La reflexión de los que fuimos es que a algunos hombres a veces les gustaría tener una muñeca galáctica para programarla a su antojo. Espero que nadie se mosquee y se tome el asunto con el humor con el que lo escribo.

La Fundación tres culturas ofreció esta semana una peli estupenda "Whale Rider", aunque llena de ingenuidades pero no por ella menos interesante. El hilo argumental es la recuperación de las tradiciones, el conflicto intergeneracional de querer volar a otros mundos mientras los padres pretenden atarte a las raíces. Es un tema muy filmado pero en esta ocasión mereció la pena ver la belleza de los paisajes de Nueva Zelanda y sobre todo la vistosidad espectacular de los guerreros y sus gestos teatrales y el floklore de la lucha y el cortejo, de la fuerza de las ballenas como elemento de reflexión de lo alejados que a veces estamos de la naturaleza.

En los Venerables hoy he visitado cuadros de Velazquez, Murillo (un retrato de una dama lleno de misticismo, sombras y sobriedad que me ha cautivado), de Pacheco, y de otros artistas coetáneos del gran maestro de la luz y las sombras. La sala muy mal iluminada, gran fallo para poder apreciar los matices tenues, las figuras vislumbradas detrás en las sombras, y los delicados contrastes.

Me ha paseado un poco por la feria del libro antiguo y de ocasión. Como siempre el olor de los libros me ha transportado a un lugar muy mío y lleno de satisfacciones muy íntimas. Pero no he comprado nada. He decidido que ya tengo muchos libros en casa y unos cuantos sin oler-leer aún. Y de paso recomiendo la exposición que está enfrente del ayuntamiento y que es una maravilla. Esculturas de Roudin. Todas de hombres, algunos atormentados, otros suplicantes, otros desafiantes, pero sin duda la mas especial como es lógico es "El Pensador". Impresionante imagen en tamaño, en desproporción de manos y pies como el resto, pero a diferencia de las demás preside y acapara o resume de forma grandiosa la energía que transmite Rodin, una energía arrolladora y dramática, sensual, primaria, elemental y llena de vida. Quizás en la parte de la vida mas oscura pero al fin y al cabo muy humana que traspasa el bronce frío de las esculturas.

Pero me quedo con la obra de "Argelino", una obra de teatro, versión muy libre de mi admirado (y de paso decir guapísimo) Alberto San Juan, de la obra "Arquelino, servidor de dos amos". Al principio me impactó la forma tan libre, grotesca, burlona, descarada, provocadora, descarnada de dibujar la realidad del miedo, en todas sus caras. La cara amarga del servidor que llega a un nuevo mundo y que llega con una carga pesada en su equipaje, la de servir a otros amos que sirven y se prostituyen a su vez para ir elevando la cadena de comodidades de los que consideran que tienen que legar a su descendencia un destino igual o mejor al suyo. Una  cadena interminable de humillaciones tanto de los que están más arriba como los que están menos. Eso es indiferente. Hay momentos de la obra en que a pesar del humor negro se te encoje el alma ante los gritos del argelino. Impresionante trabajo de actores, pero especialmente el. Un personaje patético que tiene hambre y que esa hambre nunca se termina y quiero comerse a si mismo en una metáfora terrible de su ansiedad. Cuando salí de allí me acordé de mi argelino. Athman. Un hombre al que amé y que creo que es la persona de las que más me ha querido sin duda. Un hombre que pasó por la cárcel en Londres, que vendió hachis y que a pesar de vivir pensando en su Argelia y su familia, estaba lleno de amor y de dignidad. Pero yo tuve que presenciar como lo echaron de dos casas por clara discriminación xenofóbica, cómo le costaba conseguir abrir una cuenta en un banco, cómo transitaba de forma ilegal por el país sin pasaporte. En aquel momento le ayudé en todo lo que pude y le quise con toda mi alma de ingenua chica que vivía una experiencia europea y que andaba de paso en su aventura particular, con pasaporte, con soporte familiar y con fecha de vuelta. Cuando iba caminando a casa después de la obra por el puente de la barqueta no dejaba de preguntarme si ahora, esta mujer acomodada, de familia bien, seria capaz de hacer lo mismo, volvería a hablar con su familia para arreglarle un contrato. Mi rostro se tiñó de un poso de tristeza al darme cuenta que ahora pesan muchas otras cosas cuando me relaciono con los demás, probablemente lo hago con muchos mas prejuicios a mis espaldas.

La compañía de teatro "Animalario" de Alberto San Juan nunca decepciona en su intento de denuncia social. Pero esta vez amigo mío pienso que la excesiva duración de la obra se carga cualquier genialidad en su planteamiento. Esta manía de los creadores de no saber cortar su material en el momento justo, de la dosificación (como es mi caso a la vista de este post tan largo) hace diferenciar a los excesos de algunas obras , de otras que de verdad calan dentro.

 

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